Al percibir el silencio de Damián, ella procedió a decir: —Descuida, no digas nada.
—Es necesario hacerlo, Alice… solo que no es tan fácil —vuelve a beber más vino y ella puede percibir lo tenso que está.
—No me digas nada, por favor —ella le sonríe con gentileza para que él se calme. El momento es tranquilo y algo romántico; no quiere que se acabe—. Dejemos… —hace una pausa— que todo fluya, así como sucedió esta mañana y en este momento. No quiero promesas, Damián, que puedan ser en vano, tampoco reglas que provoquen una línea que nos separe, solo déjate llevar por lo que te indica tu corazón. —Damián la observa. Dejarse llevar por lo que diga su corazón es algo que le cuesta, no sabe si sus sentimientos son correctos o si quizás se está volviendo una costumbre sentir todo lo que ella le hace sentir.
—Está bien, gracias por preparar esto, todo se ve bien, pero tú… tú estás perfecta —su cumplido la hizo sonrojar. Es tan evidente que lo ama, se nota en el brillo de sus ojos—. ¿Qué tal t