XIX. MIEDO Y OPORTUNIDAD

Leo se giró, dejando frente a mí su fuerte pecho.

Esa estatura, ese olor, esa calidez tan diferente... no era él, no era Mateo.

Esta vez hice lo que debí haber hecho el día que le dije que lo amaba, ese día debí amarrar a Mateo a mí y no dejarlo ir. Pero fui una cobarde, por eso lo perdí, por eso se fue para siempre de mi lado, por eso no estaríamos juntos nunca más.

Al darme cuenta de eso no pude parar de llorar.

«¿Qué estaba haciendo?» De verdad que era basura. Estaba amarrando al chico que me amaba, y llorando en su pecho por el chico que yo amaba.

—Lo lamento —dije separándome de él, empujándolo tan lejos de mí que no pudiera volver a alcanzarlo—. Ya no necesito un chófer. A partir de ahora vuelves a trabajar para Ángel, o para papá, o para quien quieras, solo vete, ¿qui

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo