Meg por su parte viendo lo que ocurría no decía nada, solo me indicaba que hiciera lo que me decían, por ello sin siquiera preguntar le seguí. Me dirigió a su oficina y sin decir nada de esa manera entramos. Me señalo que tomara asiento y así lo hice mientras ella a una distancia prudente encendía un cigarrillo.
—Viena, sabes que estuviste suspendía por un incidente que provocaste, ¿cierto?
—Si Silvia, lo sé.
—Y si lo sabes ¿Cómo es posible que sigas provocando líos? esta vez en las instalaciones de la agencia —pronuncio con enojo para llevar el cigarro a la boca y luego exhalar el humo.
—No sé qué te habrán comentado esas arpías, pero…
—¡Pero nada! no tomo decisiones por otros, solo ato cabos y de acuerdo a como es la persona decido lo que hare. Por ello te indique que me acompañaras, quiero entender porque el hecho de que Megan sea la escort del imbécil de Sam Carpenter te afecta, ¿Aún no superas lo ocurrido?
—Silvia, no es tan fácil, debes comprender que de ese hecho solo han pasado dos semanas, tu proceso te llevo un año.
—Efectivamente, pero lo mío fue distinto, Greg y yo éramos esposos, teníamos nueve años de matrimonio, tu solo duraste un mes y en ese tiempo te ideaste cosas y por ello te viniste abajo cuando te reemplazo.
—No me las idee, Silvia. Él era…
—¿Tierno? ¿Caballeroso? ¿Atento? Todo eso también lo es Marc, un sujeto que sale conmigo y está casado. ¿Has pensado como se sentirá su esposa, o como lo tomara cuando se entere? No podemos aferrarnos a los clientes. Trabajamos bajo un contrato, no puedes pretender ser más que una escort.
Lo que me explicaba tenía mucha lógica, aun así no podía entender como mi corazón enamoradizo no lo comprendía.
—Cariño, me parece que tu problema va más allá, debes conectarte contigo misma, más que solo estar con otros. Esto que también hago aunque no lo creas lo tomo como terapia, me ha servido para darme cuenta de mi valor y de mi atractivo en la manera en como los otros me ven.
Sus palabras me dejaban muda, no sabía que responder, todo era tan confuso y a la vez tan cierto que era indudable negarlo.
—Esta noche vendrán muchos clientes, tendrás al que quieras solo no mezcles los sentimientos en este trabajo y veras que de a poco dejaras de pensar en él.
Asentí ante lo que decía y con ello mencionaba que era hora de retirarme, enfatizando en que fuese al sitio donde tomarían las fotografías.
—Viena, quiero sensualidad en esas poses, así que da lo mejor de ti.
—Así será Silvia.
Antes de cruzar por la puerta voltee y contemple como ella observaba su pintura con el cigarrillo en la boca. Esa imagen en la que había pintado su rostro en forma de puzle. No sabría cuanta tristeza y dolor albergaba todavía, pero si sabía que cada cigarrillo era su anestesia para poder sobrellevarlo.
Estando en el lugar donde se darían las fotografias notaba que el resto también estaba allí, destacándose unas más que otras.
—Meg, mientras aguardamos por el fotógrafo quiero que me digas que paso con mi auto, no estaba en el garage.
—Lo tome para ir con mi amigo a otro sitio y después lo use para venir a la agencia, luego lo devuelvo.
—¿Luego? adquiriste un auto mejor que el mío ¿Cómo lo averiaste?
—Solo fue una llanta y la tonta abolladura al chocar contra un contenedor de basura, hecho que se debió por tu causa en vista de que me apresure en llegar al departamento, además, me hiciste perder al chico guapo que conocí en el bar, el cual sabes cuándo lo veré, ¡Nunca! De seguro fue una oportunidad única, de esas que pocas veces sucede.
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Justo en ese instante, Evan transitaba en compañía de dos empleados que le prestaban apoyo, en vista de que no se percató de quienes se encontraban en la zona no noto la presencia de Meg, la cual si noto la de él y con ello quedo boquiabierta siguiéndolo con la mirada.
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—Viena, ¡Es el, está aquí! ¡No sé cómo, pero es el! —dijo, aproximándome a ella y señalando con el dedo al sujeto en cuestión.
—¿De quién hablas, no comprendo?
—El que te señaló es el hombre guapo de anoche.
—De acuerdo, bien por ti, lo volviste a ver, pero que pasara con mi auto, lo necesito.
—Sí, sí, al salir te lo devuelvo—menciono, buscando con la mirada hacia donde se había dirigido el sujeto que la entusiasmaba. En vista de que lo perdió de vista se lamentaba, aunque no entendía a que vendría—. Es extraño ¿Será que es uno de los modelos que estarán implementando en la agencia?
—Pues no lo sé, entro al lugar donde nos tomaran las fotos.
—¡¿Te imaginas que sea el fotógrafo?!
—No me importa, solo quiero salir rápido de aquí, no soporto como me mira Megan y la estúpida de Kristell, por su causa recibí otro reclamo de parte de Silvia.
—Te dije que tendrías problemas, pero de igual forma no le prestes atención, solo son dos tontas creyéndose superior al resto.
En medio de las palabras que decía Meg, nos señalaban que fuésemos entrando al set donde tomarían las fotografías, en vista de que estábamos a mitad de la fila nos tocó esperar. Al poco tiempo fue el turno de mi amiga, la cual lucía un body muy sensual, el cual cubría solo las zonas pertinentes. Debido a que su busto es más prominente que el mío causaba sensación con dicho atuendo.
Luego de haber salido y correspondido mi turno, su rostro irradiaba una enorme sonrisa. Para no quedarme con la intriga pregunte rápidamente que sucedía para que saliera de esa manera.
—El guapo que vi la noche anterior es el sexy fotógrafo que nos tocó.
—¿De veras?
—Por supuesto, porque mentiría, esta noche…—a medio relato de lo que me comentaba, uno del personal de la agencia mencionaba mi nombre, señalando que me tocaba entrar.
—Viena, es tu turno, vamos.
—Sí, ya lo hago—conteste para mencionarle a mi amiga que luego le daría mi opinión al respecto. Acto seguido me adentre en el espacio que habían simulado como si se tratara de una habitación, ambientado con cama, buros y una excelente iluminación.
Viendo a los lados para ubicar al dichoso fotógrafo me tope con su voz, el cual sin saberlo estaba detrás con la cámara en mano.
—Bien preciosa, tu iras a la cama, desde allí te tomare de distintos ángulos.
Obedeciendo lo que había dicho fui hacia el mobiliario, pero al no saber cómo debía posar se acercó a mí. Ante esa cercanía podía detallarlo con mayor minuciosidad. Tal como lo había dicho Meg así era, tenía un físico que enmarcaba su figura aun sobre la ropa que portaba, misma que lucía muy bien. Embobada con su cuerpo su voz me hizo verlo a los ojos, los cuales eran marrones claros con un matiz amarillento en el iris y una tonalidad verdosa alrededor de esta, simplemente era impresionante esa peculiaridad en su mirada.
Estaba tan fuera de foco por sus ojos y cada detalle de su rostro que de pronto sentí que me tocaba la mejilla de una manera muy gentil.
—Me parece que no estas escuchando lo que te estoy indicando—profirió y en ello volví en si.
—¡Oh sí! perdón, solo indíqueme como debo posar y lo hare.
—Perfecto, siendo así solo siga cada indicación que le dé.
Con esto último, se alejó de mí y desde la distancia que guardaba me señalaba como ubicarme en la cama. Para la última pose sin manejar mis pensamientos de forma repentina me imaginaba sobre el acariciando su cuerpo y besando sus labios, unos que también habían captado mi atención al haber tenido ese acercamiento de su parte…