Pese a la actitud atrevida de Meg la detallaba de pies a cabeza para seguidamente reflejar en mis labios una sonrisa ladeada.
—Evan Short.
—Supuse que tenías un nombre como tú.
—¿Como yo? —pregunte para acercarme a ella y volver a sonreír como lo había hecho anteriormente.
—Ya sabes, guapo, sexy, lo cual afirmo ya que por lo poco que observo tu cuerpo me lo certifica —el haber dicho esas palabras la llevo a pasar su mano por mi pecho, acto que permití mientras la admiraba.
—¿Qué te parece si esta conversación la continuamos en otro lugar más privado?
—Desde luego, estaba segura que tú y yo tendríamos algo esta noche.
—No te adelantes, preciosa, no avecine que fuese a suceder algo entre los dos, solo hable de llevar la conversación a otro lugar—susurre en su oreja al compartir la cercanía que manteníamos. Disponiéndonos a salir del lugar la chica que me acompañaría me pidió un momento, Tal parecía que atendería una llamada, la cual daba alusión de ser urgente, lo deducía ya que de manera instantánea se alejó a otro sitio donde hubiese menos alboroto.
PDV: Viena
—¡Demonios, Viena! ¿Qué ocurre ahora? no te imaginas el hombre que me acompaña y ahora me llamas, justo cuando salimos del lugar.
—Meg, en enserio, te necesito, por favor ven al departamento.
—¿Qué ocurre?
—Me siento horrible, tenías razón, aún no he superado lo de Sam.
—Amiga, tienes que superar eso, piensa en el evento de mañana.
—Preciso por eso lo recordé, de seguro estará y nuevamente me mirara como lo hizo la última vez.
—Pero que tonterías dices… —en medio de lo que hablaba el chico guapo que conocí se acercó para indicarme que se retiraba del lugar—. No, espera, termino de hablar con mi amiga y nos vamos. —referí, deteniendo la llamada y tratando de que no se marchara, pero al parecer lo que hacía no era de su agrado.
—Lo lamento, linda, odio que me hagan esperar. Suerte para la próxima.
Con esas palabras se alejó y abandono el lugar. En medio de ello tome el teléfono y volví a situarlo en mi oreja.
—Voy para allá, Viena, por tu causa el chico de revista que había encontrado se hartó y se fue.
—Lo siento, yo solo…
—No digas más, voy para allá—espete para salir furiosa del lugar—. Diablos, justo cuando consigo uno bueno, Viena aparece con sus tontos problemas personales.
Más tarde, en vista de que no divisaba a Viena en la sala común que por lo general frecuentamos me dirigí a su habitación. Lo que veía al haber accedido me confundía, ella no era de fumar y lo estaba haciendo.
—¿Que carajos haces? ¿Desde cuándo fumas? —ante ese reclamo ella me miraba, sacando el cigarrillo de su boca y exhalando el humo para empezar a hablar.
—Sabes que no lo hago, esta cajetilla la saque de tu habitación.
—¿Qué? ¿Y si no fumas porque demonios lo haces? —argumente de mala manera para acercarme y arrebatarle el cigarrillo así como la cajetilla que estaba en la mesa de noche, con esto me daba cuenta que había una medicación allí, la cual estaba abierta como si la hubiese consumido—. ¿Me puedes explicar que es esto? ¿Para qué sirve al menos? —preguntaba con la medicación en mano esperando una respuesta de su parte.
—Meg, deja eso, son mis asuntos —intento quitármela, pero no se lo permití, con ello volvió a hacer la pregunta—. Fui a la droguería, pregunte por un medicamento que fuese bueno para la depresión y un chico me recomendó este.
—¿Cómo carajos te vendieron esto? no permiten su venta si no hay prescripción de un médico, en la descripción lo señala, además ¿Qué tonterías son esas de que estas deprimida?
—Para responder a tus preguntas, te diré que siendo linda consigo lo que quiero, inclusive medicamentos sin receta médica. Con relación a la otra pregunta, sí, estoy deprimida, aunque evito no pensar en ese idiota lo hago.
—Viena, realmente no te entiendo, has salido y estado con muchos desde que iniciaste en la agencia y te empecinas con Sam, ¿Por qué? ¿No lo entiendo?
—No sabría cómo explicarlo con palabras, solo que era muy especial conmigo, adonde íbamos me enaltecía y eso me hacía sentir importante.
—Solo actuó como tu cliente, no veo lo diferente.
—Lo se Meg, pero a solas era muy cariñoso conmigo.
—Pues de ser así consigue un perro, te saldrá mucho mejor y no te cambiara por otra.
—¿Te burlas de mí?
—No, pero estoy furiosa contigo. Había atrapado a un hombre que estaba como sacado de revista y tú viniste a interrumpir mi salida con él.
—Pues te hubieses quedado con él, ya veo que no te importo.
—Si me importas, de no ser así no estuviera aquí, viendo como fumabas por ese idiota, asi como hablando de él. Viena, tu no necesitas dejar de ser quien eres para gustarle a un hombre, ¿De que servirá arruinar tu salud fumando o tragando estas píldoras?
—Solo quería sentirme bien conmigo misma.
—No lo lograras con esto, cariño. —profirió para aproximarse y brindarme un abrazo. Me sentía tan humillada desde ese suceso que había ocurrido con Sam que había caído a hacer cosas como fumar nuevamente y tomar pastillas sin receta, algo parecido como lo hacía cuando estaba con Bryant. A pesar de que ya no era la joven que usaba laxantes y vomitaba con frecuencia para mantener la figura, continuaba siendo insegura conmigo misma, sentía que sin mi belleza exterior nadie se fijaría en mí, ya que al parecer lo que cuenta es eso.
PDV: Evan
Pese a que la noche no fue lo que espere me alcoholice sin contemplar las dosis, mismas que hicieron un efecto en mí que no me agradaba para nada. Había amanecido con una fuerte jaqueca, la cual al solo dar un paso se acrecentaba, por ello estuve cierto tiempo tumbado sobre el mueble de la habitación.
“¡Demonios!, como no percatarme de la cantidad de alcohol que tome, sobre todo sabiendo que hoy tendría una larga jornada—vocifere tocando mi cabeza, la cual sentía que explotaría”
Al poco tiempo percibí los pasos de Roberta y con ello su esperada expresión, esa de negar con la cabeza mientras ubicaba mi desayuno en la mesa.