Lo miro como si me estuviera hablando en otro idioma.
—¿Y ellos saben que es tu ex? ¡Me dijiste que nunca habías presentado a nadie! —exclamo con tono sorprendido.
—Es cierto, no presenté a nadie… formalmente —expresa, encogiéndose de hombros como si estuviera diciendo algo obvio.
—¿Entonces saben que salía contigo? —vuelvo a preguntar.
Mi cabeza da vueltas. ¿Cómo puede ser que su familia la haya invitado sin saber todo? ¿Cómo Martín tiene la desvergüenza de aparecer aquí tan campante, como si nada hubiera pasado?
Parpadeo varias veces, como si así pudiera acomodar las piezas de ese rompecabezas absurdo.
Alejandro se lleva una mano a la nuca, frotándose con fuerza, visiblemente incómodo. Sé que odia este tipo de conversaciones profundas; normalmente esquiva todo con una broma o una sonrisa ladeada, pero esta vez no.
Esta vez suelta un suspiro largo, cansado, y gira para mirarme de frente. Su expresión seria me alerta. No es la típica fachada de "todo está bien". No, ahora es diferente