Capítulo 79.
Papá no había dicho que el lobo blanco viniera con nosotros, pero lo hizo de todos modos.
Aunque no lo admitiera, papá confiaba en él más de lo que quería reconocer.
—De verdad no entiendo por qué tal caos allá atrás si está tan claro como el agua el camino que tomaron para huir —resopló Zayn, apartando con fastidio unas ramas bajas.
Avanzábamos entre la espesura.
El bosque parecía recién herido. Arbustos desgarrados, ramas partidas, huellas profundas en la tierra húmeda. El olor de su "júbilo " por la victoria todavía flotaba en el aire, mezclado con el hierro del sudor y el rastro agrio del lodo.
Algunos arbustos tenían marcas de garras, otros, restos de pelaje. Incluso había pequeñas manchas de sangre seca en una roca, como si uno de ellos hubiera tropezado al escapar.
—Eran pocos —murmuré, agachándome para observar mejor—. Al menos media docena. Y se movían con prisa.
El lobo blanco bajó el hocico, olfateó el aire y soltó un leve gruñido, confirmando mi conclusión.
Sonreí cuando