Capítulo 101.
Más tarde abrí un portal hacia mi padre para informarle lo que estaba pasando.
El aire cambió al otro lado del umbral; podía sentir el olor del humo, del metal y del polvo. Él estaba de pie, apoyado sobre una mesa llena de mapas, con la mirada fija en algo que no podía ver desde mi lado.
Papá asintió despacio cuando terminé de explicarle.
—Yo también conseguí información parecida —dijo con su voz grave—. Los humanos que dejaste aquí dijeron casi lo mismo.
—¿Encontraste a los civiles que iban en el barco? —pregunté, esperanzada.
Negó con la cabeza.
—No han llegado hasta aquí. Así que, o el barco se perdió… o se esconden en nuestro lado del continente.
Bajé la mirada. Esa posibilidad me revolvía el estómago.
Papá resopló.
—Voy a salir a buscarlos en cuanto deje un par de patrullas listas por aquí. Debería ser sencillo vigilar la frontera, pero estos lobos inútiles me sacan canas.
No pude evitar reírme un poco.
—Puedo ayudarte, si quieres.
Él me miró a través del portal, con esa mezcla d