Esa noche Lena no nos dejó dormir en nuestras habitaciones.
Nos pidió que descansáramos en la planta baja, cerca de la sala del sello.
Decía que Daren estaba intentando romper la barrera.
Reyk no apareció hasta muy tarde.
Cuando lo hizo, apenas me miró.
Tenía las manos llenas de tierra y el olor del bosque pegado a la ropa.
Leo lo acompañaba, en silencio.
Se sentaron frente al fuego sin decir una palabra.
Lucian no estaba con ellos.
—¿Donde está?
—Necesitaba más tiempo.—fue Leo el que respondió. Todos sabíamos que me refería a Lucian. —No está feliz estando aqui, siente que nos pone en peligro.
—En peligro estamos desde que nuestro padre pactó ese jodido casamiento con Daren.
—Alana...
—Es la verdad, Leo. —Dije. —Ustedes lo sabían. Siempre supieron lo sanguinario que era. Llegamos al Cántaro y vieron y escucharon lo que Mara kirk, Bueno, ahora Lady Selene dijo. Esa mujer me tiene harta...
—Vivimos en un mundo de mentiras.
—¡Ay, por favor! —gruñi. —Esto son mas que mentiras. Es de nu