Bell
Iba en el auto de Dominic y me sentía nerviosa, tanto tiempo y era increíble que me sintiera, como cuando era adolescente, nerviosa, con el corazón acelerado y casi sin respiración.
«Eres una mujer adulta Bell» me recriminé a mí misma.
No hablamos durante el camino, lo cual agradecí. Casi una hora después nos encontrábamos en su casa, le envié un mensaje a Javier que ya había encontrado a Eva y que iba por ella.
—¡Bienvenida a mi casa! —expresó Dominic al entrar a su enorme casa. Él siempre había tenido buenos gustos y este lugar no era la excepción.
—Solo necesito a mi hija Dominic.