El vestido que Lily dejó en mi cama parecía tener brillo propio. Era de un azul oscuro, con decoraciones en brillaban en plateado. La tela se sentía muy suave y cómoda, con un degradado que me enamoró en el primer instante. Hacía ilusión a una noche estrellada. Llevaba un corsé, lo cual parecía algo muy complicado de colocar. Las mangas eran largas, pero dejaba al descubierto parte del pecho, con una media luna en el centro. Caía largo, por lo que sería difícil moverme una vez puesto, pero valdría la pena.
Era tan hermoso...
Me mandó a dar una ducha con voz mandona, haciéndome reír. Era tan pequeña, pero intentaba lucir intimidante. Su cabello parecía una mezcla entre castaño y rubio, mucho más claro que el de su hermano, Liam. Estaba ordenado en un moño pulcro que realzaba su belleza y sus finos rasgos. Había algo que se me hacía familiar en sus ojos azules, pero me dio un empujón cuando notó que la veía demasiado rato.
Le obedecí, sólo porque no quería llegar tarde a la fiesta. Apre