—Te enfrentarás a algo tan difícil, lamento no ser más de ayuda para ti, Ellie. Quisiera darte todas las herramientas, mostrarte el camino, pero ni yo misma sé cómo solventar todo esto.
El lamento de mi madre me dolió en el corazón, por esa razón, decidí darle algo de tranquilidad. Mi madre ya me había ayudado, tantas veces que no sería capaz de contarlas.
—Me has ayudado mucho ya —Saqué la daga de mi bota, mostrándola—. No sólo me defiende de ataques, sino que además hace escudos con magia. Es increíble.
Mi madre frunció el ceño, ladeando un poco la cabeza. Se veía confundida y fascinada en partes iguales. Era tan hermosa. Tan inefable. Tan increíble. Desbordaba luz, como si fuera un ser celestial.
Y supe, que de alguna forma lo era. La reencarnación de Lucy, la hija favorita de la madre luna. Una bruja tan excepcional que incluso los dioses bajaban la cabeza hacia ella.
Si Lucy lo hubiera deseado, el mundo entero sería suyo. Creí que solo eran especulaciones, pero mirando a mi madre