Elliot se marchó. Lo supe desde el primer instante en el que volví a ser yo misma. Lo supe con la misma certeza con la que sabía que estábamos en grandes problemas.
Ni siquiera tuvimos tiempo de procesar todo lo que había ocurrido. Apenas recuperé la movilidad de mi cuerpo, Nate comenzó a ladrar órdenes a diestra y siniestra.
El problema al enfrentarse a brujos, es que la magia podía defenderlos, atacarnos, sin siquiera inmutarse. Por esa razón, debíamos estar mucho más atentos. Los hombres lobos eran fuertes y rápidos, pero no éramos rivales para los brujos.
Creía que podía crear una barrera, pero sin mi hermano, era imposible. No tenía el conocimiento suficiente de la magia. Podía creer que estaba armando una barrera, pero un simple chasquido de Elliot podría hacerla desaparecer por completo. No, sin mi hermano jamás podría hacerlo.
Todo era un caos desde entonces. Las personas corrían desesperadas, intentando conseguir un poco más de tiempo.
Intentando protegerse.
—No tienes que co