—¿Qué? No he hecho nada —levantó las manos en inocencia.
Cierto, él estaba justo frente a mí. ¿Entonces quién había hablado?
Quizás terminaste por volverte loca.
—¿No escuchaste eso? —pregunté en un susurro cuando volví a escuchar mi nombre.
Era la voz de un hombre, estaba segura.
—¿Escuchar qué? —se puso serio, mirándome con atención.
—Mi nombre, alguien dijo mi nombre.
—Eleanna, nadie ha dicho tu nombre. Tengo el mejor oído de la manada, incluso mejor que el futuro alfa —aseguró.
No dudaba de él. Sabía a ciencia cierta qué Tyler se convertiría en el Beta de la manada. El tercero al mando, justo después de mi persona. Si el decía que no, era porque nadie había dicho nada en un rango cercano.
Pero yo había escuchado mi nombre con claridad.
—Supongo que solo fueron imaginaciones mías...
Sin embargo, Tyler me miró con atención. No parecía olvidar el tema, incluso cuando la tarde llegó. Nathan estaba en la ciudad con el alfa, en su entrenamiento táctico. Su cumpleaños estaba a la vuelta