Despierta.
¿Quién habla?
¡Despierta, Eleanna!
No pude hacer nada más que obedecer a aquella insistente voz en mi cabeza. Abrí los ojos repentinamente, sintiendo un dolor de cabeza que me dejó desorientada por unos momentos. Volví a cerrarlos a causa de la luz, siseando por lo bajo. ¿Por qué todo el cuerpo me dolía?
Alguien estaba abrazándome. ¿Quién era? ¿Por qué me abrazaba con tanta fuerza y desesperación? ¿Estaba llorando? ¿Por qué alguien lloraría con tanto ahínco sobre mí?
Algo estaba pasando.
Espabila, niña.
Escuché de nuevo aquella voz, aunque no tenía idea de donde provenía. Parpadeé un par de veces, antes de asimilar lo que estaba pasando.
—¿Nathan? ¿Qué pasa? —pregunté con preocupación.
¿Cómo sabía que era él? Bastante fácil, reconocería su presencia en cualquier lugar, en cualquier momento. Era inevitable para mí reconocerlo, todo mi cuerpo reaccionaba solo al sentir su presencia.
Él se quedó quieto, aún con sus brazos alrededor de mi cuerpo. Parecía impactado, como si no es