Estaba durmiendo.
Sí, me encontraba durmiendo plácidamente. No quería despertarme. Me sentía cómoda, como si estuviera sobre un montón de esponjosas nubes. Quería mantenerme en este estado por un rato más, por un tiempo más.
Aquí no existían luchas.
Aquí no existían muertes.
Aquí no existía la magia, ni buena ni mala.
Aquí, podía estar en paz.
Soñé con la madre luna, acariciando mi cabello con suavidad. Me mimó como si de su propia hija se tratase, meciéndome en mis sueños, velando por mi seguridad. Recordaba haber conversado con ella, aunque apenas y podía recordar las palabras. Solo sé que había murmurado que iba a protegerme, incluso cuando pareciera que me había abandonado. Siempre estaba a mi lado.
También soñé con mi madre, quien lloró amargamente entre mis brazos. Por más que le pregunté qué ocurría, no logré entenderla. Era como si estuviera lejos, aunque yo me sintiera tan cerca. Lloró durante horas. O quizás solo fueron unos minutos.
Me destrozó verla llorar con tanto sentim