Fue impactante ver lo jóvenes y alegres que se veían. Ahora que conocía su aspecto de adultos, me alegraba de ver el rastro de la inocencia en sus rostros. No eran tan rudos, ni parecían odiarse mutuamente. Estaban unidos, felices incluso, a pesar de encontrarse en un campo de batalla.
—Vamos a ayudar —dijo Lily.
—No. Luxu no puede tener conocimiento de su existencia, así que manténganse ocultos.
—Te hacen falta sanadores —insistió.
Definitivamente todos querían hacerme perder la cabeza. ¿Por qué no podían dejarse proteger sin protestas? No, ellos querían involucrarse de frente en una guerra.
—De acuerdo —miré al cielo, rogando por paciencia—. Manténganse juntos, si algo sale mal, tienen órdenes directas de irse. ¿Entendido?
—¡Entendido! —exclamaron al mismo tiempo.
Mi respiración se aceleró una vez más, dándome el aviso de que estaba a punto de perder el control de mí misma. Intenté sentarme sobre una rama, pero fui detenida por alguien.
Nathan me tomó del brazo, tomándome despreveni