Recuperarse de la muerte de un ser querido nunca era algo sencillo, pero todo se complicaba un poco más cuando una guerra se te venía encima. No tenía tiempo para lidiar con el dolor de su muerte. Ni siquiera para lidiar con la marca en mi cuello que cada día molestaba más y más. Solo pasaba mis días sumida en mi despacho, buscando cualquier solución existente.
El tiempo se me estaba agotando y yo estaba atascada en la misma situación que dos meses atrás. No encontraba nada, ni siquiera una pista que me trajera paz mental.
Nathan era el único que lograba sacarme de aquí, alimentarme, asegurarse de que descansaba un par de horas y entrenar conmigo. Donovan había terminado su entrenamiento hace un par de días, por lo que tenía más tiempo para recluirme en el despacho.
Me sentía mucho más confiada ahora que era capaz de enfrentarme en un combate cuerpo a cuerpo con el monarca de los vampiros. No le ganaba, pero lograba incluso hacerlo sudar.
Incluso tuvimos un encuentro pequeño, dónde ut