97. Verdades enterradas
Amber
Mi cabeza aún latía por el tirón de cabello; el cuero cabelludo sensible como si hubiera sido quemado. Me froté el área mientras me levantaba, sintiendo el calor de la mirada de todos en el cuarto. La energía allí era asfixiante: una mezcla de rabia, dolor y secretos que amenazaban con explotar.
"Voy a ver cómo están los niños," murmuré; mi único deseo en ese momento era escapar. Las voces y el peso de las revelaciones resonaban en mi mente como truenos distantes.
"No." La voz de Leonardo vino firme, como una corriente que me ató al suelo. Su mano sujetó mi muñeca, suave, pero innegablemente firme. "Necesitamos resolver esto. Ahora."
"¡Leonardo!" Eleonora alzó la voz, aún temblorosa de indignación. Parecía tan perdida como yo, pero su rabia encontró otro objetivo. "Voy a ver cómo está Martina. ¡Esa pobre chica necesita ayuda! Fuiste muy duro con ella."
La respuesta de él fue como una navaja, afilada y cortante: "Si sales por esa puerta detrás de ella, mamma, no vuelvas."
Eleonor