Amber

«Además», continuó el juez con voz firme y controlada, cortando el pesado silencio de la sala, «hay otras pruebas pendientes que se analizarán mañana».

Peter se levantó de golpe, su rostro desencajado por la furia. «¿Cómo que otras pruebas? ¿Qué historia es esa? ¡Yo no pedí ninguna otra prueba!»

«Señor Calton, vuelva a su sitio», ordenó el juez, lanzándole una mirada severa antes de seguir. «Se solicitaron dos pruebas adicionales por parte del señor Martinucci. Una de ellas emitida por la embajada italiana, considerando los posibles derechos de ciudadanía de los menores».

Peter explotó, su voz retumbando en la sala. «¡Esto es un ultraje! ¡No me informaron de nada! ¡Es ilegal! ¡No acepto esas pruebas, quiero que se hagan en laboratorios de mi confianza!»

Leonardo, a mi lado, apretó mi mano y se inclinó ligeramente para susurrarme al oído. «Te dije que intentaría sabotear el primer examen. Es tan predecible como incompetente».

Asentí, sintiendo un calor tranquilizador recorrer mi