98.¡Soy tuya!

Capítulo noventa y ocho: ¡Soy tuya!

—Ay que ver que falsos son estos enanos —se quejó Athos llegando hasta ellos, al caos sobre el césped —. He dejado de ser el tío favorito. Mañana los dejaré en la escuela hasta que se haga de noche.

—Ni tío, no —los niños soltaron a los padre enseguida —. Te queremos, te queremos mucho. Pedo no nos vayas a dejar po favooooo.

No se entendía cual de los dos hablaba porque era como una melodía exacta. Se colgaron de las piernas de Athos y los tres adultos rompieron en risas.

—¡Que poder da esto, Jesús!

Athos bromeaba alzando los brazos al cielo y luego levantando a los niños una en cada hombro, parecía un hombre diferente al que habían conocido y era liberador y refrescante verlo.

—No reconozco a tu hermano —comentó Thalia poniéndose en pie con la ayuda de su marido —. De verdad me sorprende muchísimo su cambio.

—Te recuerdo que también es tu hermano, pequeña.

—No hablamos de eso, Praxis —aclaró ella tomando su bolso —. No estamos en ese instante aún
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