13. Tendrás tu venganza
Xavier se internó en la espesura, con los sentidos despiertos y la energía fluyendo en torno a su piel. El bosque estaba en silencio, más de lo habitual, como si hasta los árboles contuvieran el aliento. Algo había estado allí, lo sentía… pero no quedaban rastros.
Frunció el ceño.
Se agachó junto a un arbusto y tocó la tierra, donde definitivamente habían marcadas de pisadas recientes. El aire olía distinto, había una estela de rabia alrededor.
Cerró los ojos, tratando de averiguar más sobre el aroma pero lentamente comenzaba a desaparecer el rastro.
«Si alguien estuvo aquí, ya se fue. No hay peligro. Pero debemos poner más vigilancia, no deberían llegar hasta la mansión», sugirió su lobo, Drax.
Asintió.
—Seria una tontería armar un alboroto sin pruebas. Dejaremos pasar esto como una confusión, quizás se dió cuenta de su error y dió marcha atrás —respondió—. O consiguió lo que buscaba y decidió esperar. Debería...
Apretó los dientes.
Justo cuando se preparaba para seguir el ra