Capítulo 48 —Y Renzo se lo ganó
Narrador:
Sofía seguía recostada contra su pecho, rígida, como si temiera que esa calma fuera una trampa. Renzo lo notó enseguida.
—Estás demasiado quieta. —murmuró con voz ronca —Y no eres de las que se quedan quietas.
—Quizá estoy pensando. —replicó ella, seca.
Él soltó una carcajada grave.
—Eso sí me da miedo.
Sofía lo miró de reojo, bufando.
—Idiota.
Renzo bajó la mano por su espalda y apretó su cadera con firmeza, obligándola a encajar mejor contra él.
—No pienses demasiado, ragazza. —susurró cerca de su oído —Si lo haces, tarde o temprano vas a buscar excusas para alejarte.
—¿Y no sería lo lógico? —disparó Sofía, con el filo de siempre.
Renzo sonrió, esa media sonrisa peligrosa que la desarmaba.
—Lo lógico nunca me interesó.
La besó en el cuello, despacio, como si probara cuánto podía resistirla sin que se apartara. Sofía tragó saliva, con el pulso acelerado, y al final solo atinó a murmurar:
—Duérmete, Renzo.
—Imposible con tu cuerpo pegado a