Capítulo 27 —Primer día
Narrador:
No durmió en toda la noche. Escuchó ese mensaje una y otra vez, como si las palabras fueran agujas clavándose en su piel. Cuando el amanecer se filtró por las cortinas, se levantó, fue a la cocina y preparó una taza enorme de café. Lo bebió despacio, dejando que la amargura le templara los nervios. Después se vistió con calma, cada prenda como una decisión calculada. Se miró en el espejo, recta, sin rastro de cansancio en el rostro. Solo firmeza. Salió del apartamento y condujo hacia la mansión Santini. Aparcó el coche, bajó con paso seguro y atravesó la entrada como quien no teme nada. Esa mañana, no era una sombra ni un fantasma del pasado: era la nueva guardaespaldas de Renzo Santini. Y así comenzaba su vida laboral a su lado. Al llegar, apenas puso un pie en la mansión, se encontró con Marco esperándola en la entrada. De brazos cruzados, la observó de arriba abajo con esa sonrisa torcida que no llegaba a los ojos.
—Vaya, vaya… —murmuró, arrastrando