Capítulo 25 —Su guarida
Narrador:
Cuando volvieron al salón, Renzo no intentó acorralarla ni atraerla de golpe a su lado. Al contrario, le ofreció el brazo con una sonrisa medida, como todo un caballero, sin esa arrogancia inicial que tanto la había sacado de quicio.
—¿Bailamos otra vez? —preguntó con voz grave, pero esta vez sin imponerse, sino esperando su respuesta.
Sofía lo estudió unos segundos, como si buscara el truco escondido. Finalmente, asintió y apoyó la mano en su brazo. En la pista, Renzo la guió con suavidad, sin los juegos de antes. El contacto era el justo, la presión en su cintura firme pero respetuosa, sus pasos impecables. Para todos los presentes, era el Italiano mostrando cortesía con su invitada de la noche. Para Sofía, era un desafío distinto: la prueba de que Renzo podía contenerse si ella se lo exigía.
—Así mucho mejor —murmuró ella, sin apartar la vista del resto de los invitados.
Renzo se inclinó lo justo para que solo ella lo oyera.
—No te confundas, Vany