Capítulo 24 —Guardaespaldas
Narrador:
Renzo no esperó a que Sofía terminara de subir los últimos escalones. Avanzó hacia ella, abriéndose paso entre hombres que lo saludaban con reverencias y sonrisas forzadas.
—Llegaste.
Ella alzó la barbilla, con picardía.
—Te dije que lo haría.
Cuando estuvo frente a Sofía, no dijo nada de inmediato. Le tomó la mano con firmeza, la inclinó apenas y, sin apartar los ojos de los suyos, la besó con lentitud.
—Sei bellissima… —murmuró en italiano, con la voz ronca, casi un susurro privado en medio del bullicio. Sofía lo miró directo, sin pestañear. El gesto la desarmaba y al mismo tiempo la irritaba; no estaba acostumbrada a que nadie tuviera la osadía de tratarla como si fuera una joya preciosa que se podía lucir. Él sonrió, aún con sus dedos enredados en los de ella, disfrutando de la reacción. —Y no me mires así, bella. Solo estoy diciendo la verdad.
Ella retiró la mano con delicadeza, pero no sin antes dejar que la fricción se prolongara un segund