Capítulo 104 —Una película de zombies
Narrador:
Renzo llegó puntual. El sonido de sus pasos resonaba en el mármol, demasiado fuerte, delatanto lo nervioso que estaba. La mucama lo condujo hasta el despacho de Eros.
—¿Desea un café, señor Santini? —preguntó ella con cortesía.
—No, gracias —respondió él con voz seca. Ni siquiera podría tragarlo; los nervios le atenazaban la garganta.
Se quedó de pie, caminando de un lado a otro, con las manos crispadas a los costados de su cuerpo. El silencio del despacho era asfixiante. Hasta que, tras unos minutos que parecieron eternos, la puerta se abrió. Sofía entró despacio, temblando. Llevaba el paso lento, pero sus ojos fueron directo a los de él. En cuanto se cruzaron, todo lo demás desapareció.
—Hola… —murmuró ella, apenas audible.
Renzo se quedó helado. Tragó saliva y sus labios se curvaron en un intento torpe de sonrisa.
—Hola, Vany… —se corrigió enseguida, con un nudo en la voz —Hola, Sofía. Tendrás que disculparme… ha sido tanto tiempo, q