Capitulo 105 —El príncipe cobarde
Narrador:
Renzo salió del despacho con pasos largos y pesados. La puerta se cerró detrás de él, pero el eco del nombre que acababa de pronunciar; Sofía, seguía retumbándole en la cabeza. Caminaba por el pasillo como un autómata, con las manos crispadas y la respiración entrecortada. Cada paso era un latigazo de contradicciones. Su mente era un torbellino: las cartas, las llamadas, la confesión, los años de mentiras, el beso que acababan de compartir, y el dolor de saber que la amaba como nunca y que, aun así, no podía permitirse quedarse allí. Se detuvo un momento, apoyando la mano en la pared, como si necesitara sostenerse para no derrumbarse. Cerró los ojos, respiró hondo, y dejó escapar un susurro cargado de rabia.
—Maldición, Sofía… ¿qué hiciste conmigo?
Enderezó la espalda, pero no encontró paz. Sabía que tenía que salir de esa casa antes de que el impulso lo hiciera regresar. Con pasos firmes, bajó las escaleras y cruzó el umbral hacia el jardí