Consecuencias del rechazo.

 

Zoe estaba aplicándose una crema facial, y veía su propio reflejo en el espejo y por el mismo visualizaba a la chica que considera su mejor amiga acostada sobre su cama, y muy a gusto con sus cobijas ronroneando como gato a medida que se acurrucaba más, amando el aroma del producto de marca con el que la madre de Zoe lava la ropa de cama debido a que sus padres no tienen la posibilidad de utilizar dicho suavizante porque su escasa economía no se lo permite.

«Tanto que se queja y mira nada más la cómoda vida que tiene», pensó Luisana recordando lo quejumbrosa que es Zoe.

«¿Por qué Luisana no dijo nada cuando le pedí secundar la mentira que le dije a mi padre?», analizaba Zoe sospechando que tal vez Luisana se quedó callada a propósito y como la hija obediente que es le estaba costando sobrellevar el hecho de que le ha mentido a su progenitor.

—Luisana…— la llamó con duda porque no quiere perder su amistad y no encuentra como preguntarle sin suponer que le ofende. Su amiga que tenía los ojos cerrados los abrió y levantó un poco la cabeza.

—Sí dime Zoe— respondió cortante con voz quejumbrosa.

—¿Por qué te has quedado callada?, y ahora siento que mi padre desconfía de mí y sabes bien que lo que menos quiero es perder la confianza de mi padre.

Luisana hizo una mueca burlona cuando Zoe se quejaba y de un momento a otro como si cambiará de una faceta a otra fingió sentirse culpable y dijo con voz quejosa:

—No lo hice a propósito, me asusté muchísimo y por eso no supe qué responder—. Zoe, muy ingenua, aceptó su excusa como algo válido y Luisana rio internamente.

«¡Tan tonta que es!», se mofó en silencio y odiaba la candidez que transmite Zoe.

— Ahora que decidiste hablar me dirás por qué has salido como desquiciada de la casa de ci… — ella detuvo sus palabras cuando se dio cuenta de que estaba a punto de decirle el nombre que realmente lleva el lugar de prostitución.

—Ya te dije, no sé qué espera que escuchar. 

» Ese hombre me estaba tocando de manera inescrupulosa y no creo que para Harold quererme tenga que dejar que otro me toque, además ese señor no parecía ser un maestro cómo me habías dicho, lo que sí era es un hombre en busca de placer— protestó sin poder enfadarse con su amiga porque siente que es la culpable por aceptar sin pensarlo mejor.

— Es obvio, Zoe, ¡por amor a Dios! ¡¡Que mensa eres!!, se supone que te enseñaría, pero debe tocarte y tener relaciones sexuales contigo para que puedas experimentar lo que siente un hombre al ser tocado por una mujer— le reprendió irónicamente con ganas de gritarle varios improperios para que deje de ser tan mojigata.

—Lo siento, vale, pero mi valor no daba para tanto, tal vez no estoy preparada— replicó desviando la mirada, al sentirse presionada.

» Se que acepté porque Harold me ignora, pero siento que no debería entregarme sin amor, solo por estar tan desesperada porque para el chico que me gusta no soy más que alguien invisible. Debes saber que ante que Harold y mi amor por él está mi dignidad y mi valor  como mujer, quiero aprender, pero no es la manera y como te dije no dejaré que un desconocido sea el primer hombre en tocarme, y si debo contarle a Harold sobre mi inexperiencia lo haré.

—Ya vuelves con el tema del amor, pareces una tonta soñadora, incluso suenas ridícula y lo siento por ser tan directa, me conoces, te adoro porque eres mi mejor amiga, pero tu ingenuidad me abruma. 

» Ahora cambiando el tema de Harold, podrías detallarme un poco más cómo era ese hombre— curioseo Luisana, ya que le invade la duda y Zoe se puso totalmente roja al recordar a   Isaías, aunque no está enamorada ni quiso dejar que la tocase no podía negar que es sumamente guapo.

—Es un caballero normal, alguien mayor que yo y es de buen ver.

Zoe dudó un poco porque en medio de su aturdimiento no pudo observar bien a Isaías.

» O bueno eso creo— rectificó un poquito contrariada porque de lo que menos quería hablar era sobre el extraño que le hizo pasar la noche más complicada de su simple existencia. Y aunque no lo decía está cansada de escuchar a su amiga traer el tema de dicho individuo una y otra vez, porque pareciera que no se conforma con la explicación que le ha dado antes estando en el taxi y ahora.

—¡Ay Zoe!, no seas tan infantil, solo descríbelo tal cual, además, se te nota sonrojada, lo que me hace suponer que debe ser un hombre hermoso—. Luisana fingía estar disfrutando de la conversación, pero en realidad odiaba la simple idea de que ese hombre fuera alguien guapo.

Cuando Zoe estuvo a punto de detallarle lo poco que vio de  Isaías, el teléfono celular de Luisana vibró sobre una de las mesas de noche creando un ruido que las sacó de concentración a ambas y Luisana al mirar el identificador en la pantalla perdió todo color; se puso tan pálida que Zoe supuso que había ocurrido algo malo.

—¿Qué te sucede? —inquirió con preocupación y cuando quiso levantarse de la peinadora, Luisana levantó la mano para que se detuviera.

—No pasa nada malo, solo es mi prima que me está llamando, supongo que la metiste en problemas—. La culpó para hacerla sentir mal, jugando con su mente.

—Lo siento, dile a Sacha que no lo hice a propósito— musitó apenada con la mirada gacha.

—De nada sirve que te disculpes, ya la has embarrado. Iré al baño—. Se apartó con el teléfono en la mano y cuando aseguró la puerta respondió la llamada.

—¡No!, ¿qué diablos estás diciendo?, ¡búscalo bien!, ¡¡joder Sacha, no me ayudaste en nada!!— reclamó furiosa luego de que su prima le preguntó sobre el dispositivo de grabación que se había perdido.

—Bájale a tu tono hostil que la única que debe estar así de irritada soy yo porque estoy a punto de perder mi empleo, porque la muy estúpida de tu amiga rechazó a un cliente VIP, y la verdad no comprendo cómo rayos lo hizo porque ese hombre es un bombón que cualquier mujer moriría por estar en sus brazos.

 Luisana soltó un bufido.

—Con razón eres una put* porque en vez de estar preocupada por el dispositivo te pierdes el tiempo hablando de lo bueno que está ese anciano—. Le echó en cara siempre con su tono despectivo que le causa una sensación fea a cualquiera.

—Al menos soy una p*** que se busca la vida sin dañar a nadie o ambicionar lo ajeno  y no una envidiosa que finge ser la mejor amiga de una chica a la que odia solo porque tiene lo que a ti te hace falta, y tu dispositivo búscalo tú, ya no te ayudaré más total este problema no es mío y si el señor Sharman viene en busca de respuesta le contaré todo, entonces tendrás que enfrentarte a un poderoso empresario que te va a hundir sin pensarlo— le amenazó colgando la llamada y Luisana rechistó limitándose a estrellar el celular contra la pared para no romperlo porque no tendría como comprar uno nuevo y ese celular fue un regalo de parte de Zoe. 

Por otro lado, Isaías había llegado a su manada y los lobos que custodian la entrada para no dejar ingresar humanos le hicieron una mínima reverencia que él respondió con un asentimiento de cabeza sin desmontarse de la camioneta; iban circulando por la avenida principal del gran pueblo que generalmente está ubicado en una parte sólida rodeada de un bosque bastante verde que crean una barrera natural que los  mantiene aislado y los protege de ataques de otras manadas de lobos que siempre están en plan de conquistar territorios.

—¿Alfa necesita que haga algo más por usted o ya me puedo retirar? — le preguntó su beta viéndolo a través del retrovisor e Isaías sonrió malicioso.

—Sí, necesito que averigües quién es esa chiquilla que me desprecio, no sé qué método vas a utilizar, pero me urge encontrarla— tras finalizar se relamió los labios con todo el descaro del que solo él es capaz y Ronald rió sin dejar de mover la cabeza hacia los lados.

—Parece que esa humana no se te escapará. Iré con Stuart a limpiar el desastre y buscaré la manera de hacer que Sacha hable— le respondió teniendo en mente que debe ir por el vampiro que le ayuda a hipnotizar a los humanos para borrarles la memoria a los hombres que Isaías acaba de golpear de una manera inhumana.

—Sabes que no lo hará, esa humana verá que a Isaías Sharman ninguna mocosa lo desprecia y menos una tonta y débil humana, la haré desearme, que se le haga imposible vivir sin mí, entonces en ese momento conocerá a mi verdadero yo— sentenció astuto, saboreando el hecho de que hará con Zoe todo lo que le plazca y aunque no sabe de ella ni la primera letra que compone su nombre lo que sí sabe es que la va a conseguir porque nada le he imposible. Ronald no dijo más y solo se lamentó mentalmente sintiendo cierta pena por Zoe, ya que a pesar de no conocerla sabe lo perverso que suele ser Isaías y comprende que esa obsesión no terminará bien.

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