Luego de que ambos cenaran, los sirvientes limpiaron todo y se fueron, dejando el lugar en completa soledad. Antes cuando la casa era frecuentada por sus dueños, los sirvientes permanecían en la residencia en los cuartos de servicio. Ahora, cuando terminaban sus labores se retiraban a sus respectivas casas ubicadas dentro de la propiedad. Tenían la orden de Federico de volver después de las 9 am, quería estar a solas con su esposa en la mayor intimidad posible.
— Señor, me iré a dormir. Estoy muy cansada—dijo, suavemente.
— Ve pequeña, trabajaré un rato en mi estudio, te alcanzaré más tarde —le dijo, esbozando una media sonrisa.
La joven asintió y se retiró a la habitación. Mientras se ponía su fino camisolín se preguntaba hasta cuando Federico aguantaría sin tener relaciones.
Ella no sabía si en los días que él la había dejado sola en Nueva York había estado con otras mujeres. Notaba que Federico era un hombre muy sexual, no le encontraba explicación a que se pudiera abstener tanto c