Elizabeth bajó lo más rápido que pudo para entrar en su casa. Allí no solo la esperaba Victoria, sino también sus primos Esteban y Laura. Adrián había avisado de la situación que atravesaba la joven.
A pesar de las limitaciones físicas, Elizabeth entró como un torbellino.
—¡Tío Alfonso! Ya volví… ¿Dónde estás? —preguntó ansiosa.
Esteban le hizo una seña a Pablo para indicarle que él se haría cargo de la situación.
Después de los saludos y abrazos emocionados, fue Esteban quien tomó la decisión de hablar con Lizzy y contarle la verdad. La muerte de Alfonso era algo imposible de ocultar por mucho tiempo.
—Lizzy, quiero hablar contigo… acompáñame —le dijo, tocándole suavemente la espalda para guiarla.
Pablo decidió quedarse, con la aprobación de Victoria. Lucía venía en camino, desesperada por ver a su mejor amiga.
Una vez que cerraron la puerta del estudio, el estado de ansiedad de Elizabeth fue en aumento. Tenía el presentimiento de que algo no estaba bien.
—¿Qué sucede, Esteban? —pregu