Capítulo 134 Alguien tiene a Lizzy.
Cuando los hombres llegaron al lugar, el panorama era desolador. Federico fue el primero en llegar y lo que vio lo dejó sin aliento: el auto de Elizabeth estaba detenido a un costado de la carretera, con la puerta del conductor abierta. No parecía haber señales de avería.
Adrián llegó unos minutos después y encontró a su yerno desesperado, llamando a gritos a Elizabeth, corriendo por la banquina, tratando de encontrarla.
—¡Elizabeth! ¡Lizzy! —gritaba Federico con la voz quebrada—. ¡Por favor, respondeme!
El padre de la joven, aunque igual de angustiado, conservaba algo más de calma. Comenzó a revisar con detenimiento el lugar. Todas las pertenencias de su hija seguían allí, incluso el celular, lo que lo sobresaltó.
Pero hubo algo que le heló la sangre. En el asiento del acompañante, encontró un sobre con el nombre de Federico escrito a mano.
—¡Federico! —gritó Adrián, desesperado—. ¡Mirá esto!
El joven corrió hacia él y tomó el sobre con manos temblorosas. Lo abrió de inmediato. Dentro