Capítulo 58

Todos comenzaron a moverse de inmediato. Ximena y Carlos ayudaron a Griselda, mientras Esteban se encargó de todos los papeles. Carlos condujo al aeropuerto, pero Andrés le pidió que se detuviera en cuanto dos autos comenzaron a alcanzarlos.

—Carlos… Sé paciente y no seas impulsivo. Esteban, toma el volante; si algo nos pasa, llévatelas de aquí.

Mamá… Haré todo lo que esté en mis manos para que vivamos lejos de ellos, ¿De acuerdo?

Griselda con lágrimas que se negaban a caer, asintió, Mientras le rezaba a todos los dioses que conocía por la seguridad de sus hijos.

—Mis niños… Perdónenme por ser una madre inútil.

Ambos hombres negaron y sonrieron mientras bajaban del auto. Ximena trató de hablar pero la mirada resoluta de Andrés, no dio margen de negociación.

Esteban por su parte, con preocupación y nerviosismo, verificaba los alrededores y preparaba el pie en el acelerador.

Ximena estaba al borde de una crisis nerviosa por sus hermanos, pero las últimas palabras de
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