Se metió a la ducha y trato de borrar todos esos pensamientos locos. Sin embargo...
Al recordar esa última noche que pasaron juntos, involuntariamente su cuerpo comenzó a calentarse. Él era un hombre perfecto en casi toda la extensión de la palabra.
De no ser un imbécil, impulsivo y temperamental, las cosas habrían sido muy diferentes.
Estremeciéndose y sintiendo la fría pared reacciono. Observo su propia mano y pese a no poder ver debido al agua, sentía la sensación viscosa, suspiro profundamente y se sintió como una enferma pervertida.
Salió y comenzó a buscar en el closet de Esteban algo para ponerse. Después de encontrar algo cómodo, estaba por cerrarlo cuando una caja familiar llamo su atención. Con sorpresa y algo de nostalgia la levanto y la abrió.
Había varias cosas que incluso había olvidado que existían. Sus fotos juntos, desde antes de entrar a la universidad, cuando eran novios, e incluso una rosa que había “perdido literalmente a propósito” cuando se la dio.
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