Axel pudo haber saltado de alegría, pero a diferencia de Lucas, tenía que ponerse al corriente de sus propios asuntos.
Afortunadamente su secretario, confidente y mayordomo era muy capaz.
De lo contrario estaría hecho papilla desde hacía tiempo.
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Ximena que escuchaba por segunda vez el nombre de Gergen ése día, parecía ya odiarlo con todas sus fuerzas.
Mientras Sergei y Carlos con distintos estados de ánimo, guardaban silencio. Este último sentía unas ganas inmensas de exigirle a su padre que usara todo su poder para volverlo polvo.
Pero al mismo tiempo sabía lo mucho que le molestaba la imprudencia. Y, aunque no hablaba mucho, su expresión y reacción no le estaba agradando en absoluto, parecía como si lo hubiera sabido desde antes.
Ximena estaba tan molesta que se puso de pie y se dirigió a la puerta.
—Hermana, ¿A dónde crees que vas?
Preguntó Andrés cerrándole el paso. Ella torció la boca pero respondió desviando la mirada.
—Iré a buscarla. No soy tan inútil