Capítulo 131. Te tengo.
—Lo siento, señorita, pero ha sido usted quien se ha impactado contra mi auto, así que por favor compórtese, porque puedo fácilmente denunciarla por conducir bajo los efectos del alcohol —espetó el hombre, su voz tensa y acusatoria.
¿Bajo efectos de alcohol?, pensó Catalina, una punzada de incredulidad y miedo recorriéndola.
Así era como se veía, así de mal... Arrugó el entrecejo, la realidad golpeándola con una claridad brutal a pesar de la neblina en su mente.
Era una estrategia cruel: imaginó que su tío quería tenerla consciente mientras la vendía, disfrutar de su sufrimiento, pero completamente incapaz de defenderse o de impedir que hiciera con ella lo que le viniera en gana.
La indignación y el terror se mezclaron en un cóctel amargo, dándole un atisbo de la pesadilla que la esperaba.
Los autos que la perseguían, para su sorpresa, giraron en U y se alejaron rápidamente, dejando un rastro de polvo a su paso.
Ella continuó discutiendo acaloradamente con el hombre del otro vehículo,