Capítulo 128. Nerviosismo.
Catalina no tuvo que escuchar a Francesco dos veces. La urgencia en su voz era más que suficiente.
Sin perder un segundo, cortó la llamada y, con el corazón latiéndole a mil, esperó ansiosamente el mensaje de Francesco con la nueva dirección. Apenas llegó la notificación a su móvil, se movió con una eficiencia sorprendente.
Rápidamente, trasladó a Giulia a una nueva casa de seguridad que no estaba muy lejos de su ubicación actual, asegurándose de que estuviera a salvo y bien atendida.
Sin embargo, a pesar de la clara indicación de Francesco de que regresara de inmediato, Catalina tomó una decisión diferente.
En lugar de volver a Roma como él le había pedido, y con una determinación inquebrantable, se comunicó con Lucía para que le enviara el helicóptero de regreso.
No iba a dejar a Francesco solo en medio de la tormenta que se avecinaba. Sabía que su lugar, ahora más que nunca, era a su lado, enfrentando juntos lo que viniera.
La hora siguiente se convirtió en un verdadero suplicio pa