Capítulo 113. Encuentro de almas.
Sumido en un torbellino de pensamientos y emociones encontradas, el mundo interior de Francesco era un campo de batalla constante.
Cada idea que cruzaba su mente chocaba con su opuesta, y su corazón latía al ritmo de una discordia que no le permitía hallar reposo.
La incertidumbre lo envolvía, y cada decisión parecía abrir una nueva grieta en su espíritu, dejándolo a la deriva en un mar de contradicciones. Sin embargo, toda esa agitación se disipó como la niebla ante el sol en el instante en que sus labios se encontraron con los de Catalina.
En ese beso, en la suave unión de sus almas, Francesco encontró la calma que tanto anhelaba, el ancla que detuvo su deriva. Ella no era solo un amor; era su puerto seguro, el refugio donde el caos se silenciaba y la paz por fin se asentaba en su mente y en su corazón.
—Todo saldrá bien —le aseguró ella con una voz que transmitía calma y seguridad, sus ojos buscando los de él justo después de que sus cuerpos se hubieran separado.
Francesco y Catali