Me retiré del hospital muy triste por despedirme de mis hermanas. Estaba feliz porque Luci estaba mejor y confiaba que iba a seguir así, pero también debía admitir que mi tristeza llevaba otro nombre y apellido: Liam Parker.
Tomé un taxi para volver al apartamento y en todo el trayecto solo podía cerrar mis ojos y sentir y escuchar cada una de sus palabras en el hospital y también lo que había hecho al pagar la factura. No había sido fácil marcar una distancia con él, pero era obvio que era lo mejor para ambos. No podía seguir sintiendo nada por él.
Llegué al apartamento y de nuevo ese encuentro casual recorría mi piel. La cama que nunca había estrenado para dormir tenía su perfume; y las sábanas arrugadas el sello fugaz de horas atrás.
Intenté no pensar en nada de eso, tomé una ducha y me acosté. Observé mi móvil y tenía un mensaje de Arturo confirmando que todo estaba bien y que ya estaban en casa. Me sentí un poco más tranquila. Llegó la mañana, me vestí para ir a trabajar, pero de