Salí apresurada con Alessandro deseosa de olvidar lo que había escuchado; no quería pensar en Liam, en Alicia y muchos menos en la posibilidad de que ella…
Alessandro me llevó a comer a un restaurante cercano.
―¿Estás bien? ―preguntó al recordar lo que antes había pasado.
―Sí… gracias.
―Es un placer contar con tu compañía―sonrió, pero yo me sentí realmente nerviosa e incómoda.
―Podemos volver si quieres. Ya me siento mejor.
―Tranquila, tenemos una hora libre. Y no hemos comido nada―sonrió sosteniendo el menú.
Ordenamos la comida, pero, aunque estaba en ese lugar, no podía retener a mis pensamientos. Intenté no llorar, no ser tonta, pero Liam Parker había puesto mi mundo de cabeza y era algo que ahora no podía deshacer tan fácilmente.
―¿Te gustó la comida?
―Sí… gracias ―respondí de manera robotizada como toda la conversación. Prácticamente no recordaba nada. Solo estaba ahí con él, pero sin realmente estarlo.
Volvimos a la empresa y de nuevo debía enfrentarme a la presencia de Liam. Er