Una semana después de la salida de James Hong de Master Games, él y Marissa fueron citados en el bufete de abogados G & G, donde se reunirían para acordar los puntos relacionados con el divorcio.
Ya sea por estrategia o azares del destino, los vehículos de ambos esposos se detuvieron al mismo tiempo y, por consiguiente, se encontraron cara a cara.
—Buenos días, esposa mía —recalcó James con desprecio.
Marissa mantuvo su expresión estoica y señaló con seriedad.
—Buen día, señor Hong.
—¿Qué? Tan rápido te olvidaste que aún somos marido y mujer —replicó el hombre con indignación.
—Realmente me gustaría olvidar el tiempo que viví creyendo que era la única en tu vida —respondió Marissa con dignidad, para después dirigirse a su asistente—. Vámonos, ya sabes que no me gusta llegar tarde a mis citas.
Al ver que su futura ex esposa se atrevió a dejarlo en vergüenza, James volvió a provocarla.
—¡Ah! ¡Ahora huyes! Siempre que lanzas la piedra, te escondes y jamás te enfrentas a mí como se