Decisión.
Daría.
¿Decepcionada? Claro que sí, ahora sabía la posición de todos.
¿Qué más podía hacer? Más que dejar que todo tomara el rumbo que debía tomar, quizás la diosa tenía algo designado para mí y ese algo no estaba al lado de quién sería mi compañero.
El resto de la cena estuvo silenciosa, al parecer mi comentario les dio justo en la conciencia, si es que tienen.
—Pido disculpa, me siento cansada, me gustaría ir a descansar —dije antes de levantarme.
— Claro, hija, ve y descansa —dijo mi madre.
Caminé unos cuantos pasos y lo vi, era esa misma figura que vi en mi pesadilla de aquel día. ¿Acaso lo que acaba de pasar era otro sueño?
Me quedé estática viéndolo, sus ojos estaban fijos en mí, como si pudiera ver dentro de mí.
—¿Daría?—me habló mi madre.
Pero no pude articular palabra, mi cuerpo no respondía.
—¿Qué pasa?—preguntó papá con preocupación.
Por un momento volví a mi sentido, me giré y les sonreí; era obvio que ellos no lo veían.
—No es nada—dije.
Pero al girarme esa cosa, estab