Cambio.
Alexander estaba preocupado por la situación de Daría.
Algo en él le decía que no se trataba de aún simple cansancio, así que una vez que se aseguró que Daría estuviera bien cuidada, bajó a la biblioteca y buscó algo que le ayudara a entender o saber qué era lo que pasaba.
—No pierdas el tiempo —le habló Ares—. Es normal en una persona tan débil.
—Si no vas a ayudar, es mejor que no digas nada —le dijo Alexander cerrando el enlace.
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Alexander.
Estuve toda la noche, hasta el amanecer, leyendo los textos antiguos de la manada, pero no lograba encontrar algo que me indicara lo que le ocurría a Daría.
Pero no estaba dispuesto a darme por vencido, estaba casi seguro de que algo que desconocíamos le pasaba a Daría.
Había cosas en su comportamiento y no hablo solo del simple hecho de que haya estado dormida por tanto tiempo, sino de la vez que vi cómo su cabello brillaba.
Cerca de las ocho de la mañana escuché un gran alboroto, por lo que me apresuré a salir a ver qué pasaba.
—¿Qué pa