Mundo ficciónIniciar sesiónAris
La noticia llegó envuelta en barro y sangre, traída por la mano derecha. Entró en la sala con la mirada baja, los ojos pegados al suelo como quien trae un cadáver bajo el brazo.
—Señor —dijo—, traigo noticias de los renegados que enviamos a secuestrar a la Reina Laurenth y a la princesa Lyra.
De inmediato supe que algo olía a traición. Me levanté de la mesa con calma, hasta con cierto aburrimiento; el sonido de mi silla rompió el silencio.
—¿Qué pasó? —pregunté, la voz fría como el filo de un cuchillo.
Sus palabras salieron cortas, como un latigazo.
—Fueron asesinados.
La copa vibró en mi mano. La mesa recibió mi puño con un golpe seco que resonó por toda la sala. No era sorpresa lo que ardía en mí; era la ofensa. Habíamos puesto a l







