Mundo ficciónIniciar sesiónALFA RHYDAN
El sol pegaba con fuerza sobre el polvoriento patio de entrenamiento. El sudor me corría por la nuca, la ropa pegada al cuerpo, pero había un fuego dentro que lo hacía todo soportable: la necesidad de ser más, de no volver a fallar. Frente a mí, Demian y Davis me rondaban como dos sombras sincronizadas; los dos contra mí, era la rutina que Kael y yo habíamos elaborado para exprimir hasta la última fibra de mi resistencia.
—¡Vamos, Rhyd! —gruñó Demian en el primer intercambio, lanzando una embestida cerrada.
Respondí con una diagonal, esquivando y devolviendo un contraataque que lo hizo retroceder. Habíamos pulido la mecánica: ellos dos intentaban desbordarme por flancos distintos, obligarme a girar, a mostrarme vulnerable. Cada vez que me forzaban a cambiar el eje, sentía cómo mi cuerpo aprendía a adaptars







