Rebeca no pudo disimular su cara de sorpresa por las últimas palabras de Alejandro.
-Lo sé, es difícil creer que eso sea real, pero te juro que es cierto.
Rebeca sonrió, sin saber que contestar.
¿Todo era complot para internarla en un loquero y quedarse con Gabriel?
Sin dudas Margarita no tenía nada que ver y él como psicólogo iba a firmar un documento o quién sabe qué, para sacarle a su hijo.
Nada de lo que decía tenía sentido.
¿Otra dimensión?
Lo creía un hombre de bien…
Rebeca quería escapar.
No decía nada porque tenía miedo de ponerse a gritar y entonces sí, la iban a tratar de loca.
¡Alejandro era peor que Camilo, era un hombre muy inteligente y ella era una estúpida que había caído en sus redes.
Ella esperaba ser feliz en algún momento, pero eso era algo que, sin dudas, le estaba vetado.
Quería correr, huir, esconderse lejos, dónde nadie la pudiera encontrar.
Ella pensaba que él la engaño desde un principio, le inventó mil mentiras, se divirtió con ella y le devolvía de la peor