Por la mañana cuando Iliana bajo al salón , todos estaban ya desayunando. Los hombres se levantaron cuando entró en la pieza, y William se apresuró a apartarle la silla.
- ¿Has dormido bien querida? -dijo mientras le besaba la mejilla castamente.
-Estupendamente gracias querido- dijo ella sonriendo para salir del paso. -Hace un día precioso, ¿no es cierto? - Continuó.
-Pues yo espero que no hayáis dormido demasiado, los recién casados deben estar por la labor. - Dijo Alexander desde la cabeza de la mesa.
-Por dios Alexander siempre debéis ser tan grosero- dijo Diana exasperada metiéndose una magdalena casi entera en la boca.
-Vamos querida, tan solo quería decir que debían aprovechar el tiempo antes de que partamos para Londres. Quizás su actividad puede que nos motive también para ponernos manos a la obra. -Le dijo a su mujer guiñándole el ojo y se pasó la servilleta por los labios.
-Les ruego me disculpen, -dijo ella al borde del llanto levantándose de golpe. -Acabaré de