A Dionisio no le agrado lo que dijo su padre, pero decidió callar para escucharlo.
—Es algo que he estado meditando desde que salí del hospital, vamos a hacer oficial la tregua con los Santori, y nada mejor que una boda para sellar nuestra alianza.
El rostro de Donatello se ensombreció al comprender las implicaciones, su padre pensaba unir a su familia con la de su mayor enemigo.
Aún dudando de lo que había escuchado, preguntó a su padre para estar seguro.
—No estarás pensando en comprometer a un miembro de nuestra familia con esos... —siseó entre dientes, negándose a terminar la frase.
Dionisio asintió solemnemente, su expresión no dejaba lugar a dudas sobre la decisión que había tomado.
—Dina, ella será la prometida de Arien Santori, el hijo de Vito —declaró con calma— es un sacrificio necesario para garantizar nuestra seguridad y nuestros negocios, Donatello, lo entiendes, ¿No es así?
El mayor de los Damasco guardó silencio, comprendiendo que ningún argumento haría cambiar de opini