Un giro inesperado (2da. Parte)
La misma noche
New York
Hangares del Grupo Collins
Nicky
Todo el mundo habla de lo que destruye una relación: la rutina, las mentiras, la indiferencia. Pero pocos hablan de lo que la salva. De lo que de verdad importa. Porque sí, el sexo está bien, claro, pero no es lo que te sostiene cuando todo lo demás se viene abajo.
Lo que de verdad importa es tener a alguien que te mire con el mismo amor cuando estás feliz o cuando estás rota. Que no suelte tu mano, aunque afuera esté cayéndose el mundo. Que no huya cuando te ve llorar o cuando estás de mal humor, sino que se quede y te abrace sin pedir explicaciones. Eso vale más que mil promesas. Más que cualquier “te amo” dicho de memoria.
Amar es elegir quedarse. Todos los días. En lo bueno, en lo malo, en lo impredecible. Porque no se trata solo de compartir las risas, sino también los silencios, las heridas, los miedos. Es estar dispuesto a empujar el barco cuando se atasca, no solo a subir cuando todo va viento en popa.
Y sí, al principio