Rubí
Llegué a la casa muy temprano. Salí del apartamento de Alexey desde la madrugada, evitando escuchar sermones. Por ahora necesitaba respirar aire puro. Al ingresar a la casa, mis padres esperaban en la mesa del comedor. Se suponía que no estaban.
—Anoche Mapa nos llamó, por eso decidimos regresarnos. —Desvié la mirada de papá—. Preciosa. ¿Cuéntanos?
—¿Podrían darme apoyo sin contarlo? Sin ofenderlos, pero es mi vida. —Los dos se miraron.
—Siempre nos sorprendiste por tu madurez desde pequeña. Pero recuerda, en soledad es más duro salir adelante.
Tocaron a la puerta, arrugué la frente, por un momento imaginé al morenazo buscándome… No lo creo.
—¡Hola, Santos! Buenos días.
—Gustavo, gusto en verte. —llegó hasta el comedor, saludó de beso en la mejilla a quien veía como a una madre.
—Dame un minuto, tengo un tema familiar. —Le sonreí a Santos cuando se fue directo a la sala.
—Respetaré tu decisión. Por cierto, ¿cuál es? —puse los ojos en blanco ante el comentario de la señora Regina.