Lyra
El sol de la mañana se sentía como una condena cada rayo de luz que entraba por los ventanales de la mansión Renard me recordaba que el reloj estaba en marcha, durante todo el día, me convertí en una sombra dentro de mi propia piel esquivé a Dorian con una maestría nacida de la desesperación fingí migrañas, me encerré en la biblioteca y di órdenes contradictorias al servicio para mantenerlos confundidos. No podía permitir que Dorian viera en mis ojos que el pájaro estaba a punto de romper la jaula.
Mientras tanto, mis guerreros se movían con la precisión de depredadores silenciosos Marcus había sido fundamental siguiendo mis órdenes, nuestra gente empezó a evacuar provisiones en grupos de dos o tres, camuflados como trabajadores que regresaban a los límites del terreno para "traer más materiales". Les pedí que se llevaran lo esencial, que fueran ligeros lo que no podíamos cargar, lo compraríamos después con la fortuna que ya descansaba bajo mi pulso.
Cerca del mediodía, Marcus